Mi tia y sus hijas (III)

El grupito de folladores familiares, la tía, sus hijas y el sobrino, no dejan pasar la oportunidad de la reunión navideña para gozar del sexo a todo dar. Para mi desgracia el año pasó rápidamente y al tener la mala suerte de aprobar el curso me cambié a la universidad de mi ciudad con gran pesar me despedí de mis primas y mi tía, pues había pasado un año increíble. Con mi prima Maria no eché ningún polvo más, sólo el que os relaté en el anterior relato, pero en dos ocasiones que nos quedamos solos se avino a hacerme una buena mamada. Con mí tía si que practiqué más sexo pero la mayoría de veces me tuve que contentar con que me la chupase o me masturbase, por miedo a que nos pillaran. Pero a la que más echaría de menos era a mi primita Miriam con la que me había acostumbrado a follar casi todos los días. El día antes de irme nos pegamos un polvazo bestial y al acabar mi primita comenzó a llorar diciéndome que me echaría mucho de menos. Yo la calmé diciendo que nos iríamos viendo y que puede que coincidiéramos en vacaciones. Así que volví a mi ciudad al poco de acabar el curso y me tuve que volver acostumbrar a recurrir a las pajas para aliviar mi calentura. Comencé el curso y conocí a una compañera con la que empecé a salir. Después de varias semanas nos acostamos y aunque estuvo bien yo seguía echando de menos a mi tía y sus primas. Casi sin que me diera cuenta llegaron las navidades y las típicas reuniones familiares. La verdad es que nunca me han gustado esas reuniones, pero entonces pensé en que vería a mis primas y mi tía y eso me animó. No vinieron en nochebuena, pues la pasaron con la familia de mi tía en su ciudad pero en Navidad irían a comer a casa de otra de mis tías que vivía a pocas calles de donde yo. Fuimos pronto a casa de mi tía pues mi madre es la típica a la que les gusta meterse en la cocina para ayudar. Fueron llegando todos mis familiares y las últimos fueron mi estimada tía y mis primas. Mi tía vestía un traje chaqueta blanco y unas medias del mismo color. Mi primita Miriam un pantalón ajustado blanco y una camiseta ajustadilla. Mi polla pareció querer salir ella sola del pantalón al ver a mi primita pues se había colocado dos coletas que le daban todo el aspecto de una colegiala. Mi prima Maria vestía un traje rojo oscuro y unas medias negras. Las tres me saludaron con un efusivo abrazo pero yo me contuve de responder muy efusivamente pues no quería que mis parientes vieran nada raro. Después de la típica charla con los parientes nos sentamos en la mesa para comer. Yo me senté en una de las esquinas. Al lado se sentó Miriam y al otro otra de mis primas llamada Nuria. Empecé a hablar con Miriam sobre como lo había pasado en mi ausencia. - Me he aburrido mucho - dijo y me miró con lujuria. Entonces noté su mano en mi entrepierna. Yo miré alarmado a mi prima Nuria, pero como la mesa tenía un mantel largo no veía nada. Seguí hablando mientras mi verga crecía bajo mis pantalones. Entonces yo bajé mi mano y empecé a acariciar a mi primita. Introduje la mano entre sus pantalones y noté su diminuto tanga ya húmedo. En ese momento se acercó mi madre y nos preguntó qué queríamos de comer. Rápidamente quité mi mano, mi prima hizo lo mismo, y le contestamos. Pasé toda la comida pensando cómo poder tirarme a mi prima. Casi al final se me ocurrió que ya que me acababa de comprar un ordenador nuevo podía llevarla a mi casa con la excusa de enseñárselo. - Claro, claro - dijo mi madre mientras los padres de mi prima asentían. - Espera que yo también quiero verlo - dijo Maria. Yo la miré duramente pensando que quería joderme el plan. - Claro enséñalo a Maria también - aprobó mi madre - Nuria, Jordi, ¿no queréis verlo vosotros también? - preguntó mi madre a mis otros primos. - No tita, no me gustan los ordenadores - respondió Nuria y Jordi dijo más o menos lo mismo. - Salí de casa de mi tía bastante enfadado consciente que la oportunidad se me había escapado y no dije nada en todo el camino. Cuando llegamos a mi piso entramos en el ascensor y me fije en las sonrisas de mis dos primas. - Seguro que pensabas follarte a Miriam - empezó Maria a lo que yo me ruboricé - ¡Pero qué te has creído! - Yo, yo... - No te vas a follar sólo a mi hermanita - dijo. - Yo me callé y la miré fijamente sin saber qué decir. Miré a Miriam que se estaba riendo. - Me aburría mucho yo sola - dijo con voz de niña pequeña - Y Maria quiso jugar alguna vez conmigo. Me contó que tu jugabas con ella. - Esas tenemos ¿ehh? - dije con una gran sonrisa. Bajamos del ascensor y abrí la puerta de mi casa. Mis primas me empujaron hacia adentro y me echaron sobre el sofá. Se abalanzaron sobre mí y sin dejar de besarme y acariciarme me desnudaron completamente. Entonces se lanzaron las dos hacia mi verga que tenía una erección increíble. Las dos devoraban mi polla, y había veces en que sus bocas se encontraban y no dudaban en besarse. Eso me excitó tanto que no tardé en correrme. Las dos lo notaron y abrieron bien sus bocas para recibir mis chorros de leche que les bañó la cara. Mis primas se lamieron mi leche de la cara la una a la otra. Se pusieron de pie y empezaron a desnudarse. Maria se quedó sólo con las medias y Miriam con el tanguita que se quitó completamente mojado. - Te han crecido las tetitas cariño - le dije a Miriam que sonrió. Ahora también tenía más vello pero aún no llegaba al bosque de su madre. Por su parte Maria llevaba su conejito perfectamente depilado. - - Me aburría tanto que me divertía yo sola - me dijo Miriam. - Pero es más divertido jugar juntas - indicó Maria y se estiró en el suelo. - Miriam se puso de rodillas sobre su cara para que su hermana pudiera lamerle el coño. Pero no tardó en agacharse para lamer el de Maria iniciando un excitante 69. Viendo a mis dos primas follar de esa manera hizo que mi polla recuperara todo su esplendor al momento. Me coloqué detrás de Miriam y le puse la polla en la boca a Maria que me la chupó con frenesí. - Sí así, así - le decía. - Maria alternaba mi polla con el coño de su hermana que pedía a gritos que me la follara. Cosa que no dude en hacer. De un solo golpe se la metí en el culo hasta los huevos. Mi primita chilló de dolor y yo me paré para que se acostumbrara a tenerla dentro. - ¡Vamos no pares, fóllame, fóllame! - gritaba Miriam fuera de sí. Empecé a metérsela a lo bestia lo que provocó una seria de gritos de placer y dolor en mi primita. Cada vez que sacaba mi polla del culito de Miriam notaba como la lengua de Maria la lamía. - ¡Me corro, me corro! - exclamó mi primita - ¡Ahhhhhhhhhhhhh! Yo continué penetrándola con fuerza varios minutos más hasta que le llené su culito de leche. Saqué mi polla e hice que Maria me la volviera a chupar, mi prima se la tragó entera y noté que en ese momento tenía un orgasmo. Mi primita Miriam se levantó deseosa de volver a sentir mi polla en su boca. Maria se puso de rodillas y Miriam a su lado, las dos con la boca abierta. Yo fui metiendo mi polla ora en una ora en la otra hasta que se recuperó. - Ahora me toca a mí - dijo Maria. - Hizo que me sentara en el sofá y se colocó encima mío, metiéndose ella misma mi polla en su encharcado coño y empezó a botar lanzando gemidos de placer. Yo estaba en la gloria después de todo nunca me había follado por el coño a mi prima. Miriam se puso a mi lado y mientras acariciaba los pechos de su hermana me besaban a mi con pasión. Hubo un momento en que los tres nos besamos y nuestras lenguas se juntaron. Maria tuvo un orgasmo y se desmontó dejando su puesto a su hermanita con un gesto. Miriam se colocó sobre mi polla y se dejó caer de un golpe, siendo así penetrada de golpe. Miriam gritaba de placer mientras Maria no dejaba de acariciar su coño y me besaba. No sé si era por el morbo de follarme a mis dos primas o por otro motivo que mi capacidad de aguante era increíble. Miriam tuvo dos orgasmos más antes de volver a ceder su puesto a Maria que estaba tan deseosa que se estaba masturbando con tres dedos introducidos en su coño. Pero Maria se colocó de espaldas a mí y cogiendo mi polla la dirigió hacia su culo. Yo al ver sus intenciones apunté la cabeza de mi verga hacia su ano y la penetré, mi prima se dejo caer siendo totalmente empalada provocando un grito de dolor. Miriam se puso de rodillas delante de donde estábamos sentados y empezó a lamer el coño de su hermanita y penetrarla con los dedos. - ¡Siiiiii, hermanita no pares! Estábamos tan excitados que no oímos la puerta. Antes que nos diéramos cuenta mí tía entro y provocó que Maria chillara del susto. - ¡Mamá! -exclamó Miriam levantándose y tapándose. - Mi tía nos miraba fijamente pero no parecía sorprendida. - Ya me esperaba algo así por eso me decidí a venir yo sola - dijo. - Maria y Miriam se habían levantado pero yo me había quedado sentado en el sofá con la polla erecta y llena de flujos. - Has sido muy malo, sospechaba que no solo disfrutabas de mí pero nunca hubiera imaginado esto - continuó mi tía, que no parecía enfadada y se acercó al sofá- Creo que tengo que castigarte. - Se sentó y se tragó mi polla. La chupaba como si le fuera la vida en eso y me llevó rápidamente al orgasmo. Yo levanté la falda de su traje y metí mis dedos bajo sus bragas que estaban húmedas. Me corrí en su boca y entonces vi a mis dos primas mirarnos con los ojos muy abiertos. Maria era la más sorprendida pues Miriam me había visto haciéndolo con su madre. Mi tía se levantó y se quitó el traje dejándose sólo las medias y el sujetador. - ¿Sois muy mayores para jugar con mamaíta? - Mis primas se miraron sorprendidas y se acercaron a su madre y empezaron a acariciarla. Mi tía se estiró en el suelo y Miriam se puso de cuatro patas y colocó su cara entre sus piernas para chuparle el coño. Maria acercó su coño al de su madre y esta empezó a lamerlo con desespero. Mi polla parecía no querer descansar pues ya estaba dura como una piedra. Me coloque detrás de Miriam y se la metí por el coño. Mi prima empezó a remover su trasero. - Más, más - decía. - Maria fue la primera en correrse, mi tía lo hizo después y Miriam la siguió entre aullidos de placer. - Me corro, me corroooo - exclamé sacándola del coñito de mi prima para bañarla con mi semen. - Miriam se puso de rodillas y Maria y mi tía Lourdes se colocaron a su lado. Mi verga empezó a lanzar una abundante lluvia de leche que cayó sobre los rostros de mi tía y sus hijas que la esperaban con las bocas abiertas. Las tres se lamieron mutuamente los restos de mi corrida. Mi excitación no bajaba por lo que mi pene quedó semirígido. Mi tía me miró y sonrió. Estuvimos follando durante casi una hora entera en la que penetré a cada una de ellas por delante y por el detrás, llegando a correrme cuatro veces más. En mi último orgasmo caía exhausto y pensé con alegría en que mis primas y mi tía volverían para Reyes. Además mi tía me dijo que había hablado con mi madre para irnos juntos de vacaciones con lo que podría disfrutar de mi querida tía y sus hijitas. FINAL