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Las mentiras de mi marido

Las mentiras de mi marido... Él creía que engañarme otra vez iba a resultar muy fácil, siempre me inventaba historias estúpidas para salir con sus compañeros de Fútbol, que yo apenas conocía. Claro que el problema no era que él salga con sus amigos, sino que siempre terminaban en la casa de alguno de ellos con un montón de prostitutas. Yo me había enterado por rumores que él me seguía engañando, pero claro; como todos los hombres, siempre lo negaba por completo. Un día me dijo que iban a festejar la despedida de año en la quinta de un amigo, que iban a hacer un asado y a jugar el resto de la noche al fútbol. Claro que yo no me creí ese verso, así que decidí terminar con todo este asunto y pagarle con su propia medicina. Cuando él se marcho para la quinta de su amigo, me puse una peluca, anteojos oscuros y me vestí muy provocativa; con un chaleco de cuero negro, que dejaba insinuar mis abultados pechos, los cuales solo estaban cubiertos por un corsé de encaje transparente; y un mini short de cuero, que marcaba mi glúteos bien redondos. Realmente estaba irreconocible. Al llegar yo espere en la puerta hasta la llegada de las chicas, logré mezclarme entre ellas e ingresé a la casa como una prostituta más. Ahí con mis propios ojos observe a mi marido comportándose como un niño con todos sus amigotes; eran alrededor de diez tipos, cuatro prostitutas y yo. El muy tonto de mi marido no me reconocía ya que las luces estaban muy tenues y también gracias a mi vestimenta. Comenzó a escucharse música muy fuerte y todos nos pusimos a bailar. Yo realmente había llegado muy lejos con esa situación y no tenia decidido que más podía llegar a hacer esa noche. Las chicas comenzaron a desnudarse al ritmo de la música, pero yo preferí no hacerlo. Realmente las chicas eran muy lindas pero yo me ganaba una gran parte de las miradas de los hombres. Luego los hombres fueron encarando a las chicas y yo me mantuve a un costado bailando sola. Ellas comenzaron a desnudarlos a todos como unas verdaderas profesionales, claro que también a mi marido que para aquel entonces estaba besándose con dos de ellas, dejando solo dos para el resto de sus amigos. Era una sensación extraña ver tan de cerca a mi marido engañándome con esas putas. Ellas se turnaban para besarle el pene, luego él comenzó a penetrarlas por el ano con muchas ganas, cosa que conmigo no hacía nunca, es que él pensaba que la esposa tenía que ser una mujer puritana y el marido tenía derecho a satisfacer sus necesidades con otras mujeres. Cansada de ver a mi marido como gozaba y yo no podía hacer nada para impedirlo, decidí pararme arriba de una mesa y comencé a gritar " quiero que me cojan todos ahora mismo", sin dudarlo los chicos se abalanzaron hacia mí, claro excepto mi marido que estaba muy ocupado, y comenzaron a desvestirme, yo me movía muy erótica y me dejaba hacer de todo sin dudarlo. Me sacaron mi chaleco de cuero y arrancaron mi corsé, dejando mis grandes pechos a la vista, ellos comenzaron a chuparlos y besarlos con toda furia. A la vez me sacaron el short y sin sacarme la bombacha comenzaron a besar mi vagina y ano con mucha pasión. Mi marido miraba lo que me hacían sin aún saber que se trataba de su querida esposa a la que sus muy queridos amigos se estaban por mover. Realmente estaba muy confundida ya que no era mi idea ser cogida por todos esos tipos pero me gustaba saber que me estaba vengando cruelmente de mi marido. Los muchachos no dejaban de besarme por todo mi cuerpo, mi boca, mi cuello, mis pechos, toda era una sensación única que nunca me imagine que podía llegar a vivir. Me acomodaron en el piso y se acomodaron para que chupara sus penes, claro que me llegaba a poner hasta dos a la vez en la boca, además era la primera vez que yo chupaba un pene que no era el de mi marido. Ellos no soportaban más y me querían penetrar, pero antes de que lo hicieran, yo decidí sorprender a todos, sacándome los anteojos me pare y comencé a quitarme la peluca, los muchachos no entendían que sucedía, y tampoco mi marido el no podía creer que era yo, se quedo perplejo sin saber que hacer, yo podía escuchar como sus amigos rumoreaban a mi alrededor de mi presencia. Me agache y dije con vos muy erótica " ahora quiero que me penetren por el culo ya que mi marido nunca me lo hizo" ellos estaban tan calientes que ni les importo que era la esposa de su amigo y acomodándose en una hilera detrás de mí comenzaron a penetrarme de a uno. La primera penetración me dolió ya que nunca me lo habían hecho y yo tenía mi ano muy estrecho, pero luego fue dejando de doler para convertirse en placer cosa que yo nunca creí que podía sentir. Además el hecho de pensar como se sentía mi marido con esa situación me hacia olvidar todo dolor posible. Ellos se fueron turnando para penetrarme todos, claro excepto mi marido que se quedo sentado en un sillón con una cara de destruido total y eso que estaba acompañado por las prostitutas, ya que los muchachos estaban muy entretenidos conmigo, pero él ni notaba la presencia de ellas. Esa noche gocé como nunca, yo sin querer me había transformado en una verdadera puta ya que cuando se cansaron de romperme el culo siguieron con mi vagina y como buen final se fueron turnando para acabarme en la boca. Para humillar aun más a mi marido cuando todos se cansaron de cogerme y la fiesta había terminado les cobre 100 dólares a cada uno de los muchachos, eso me hizo sentir una verdadera prostituta y les dije que contaran conmigo cuando quisieran para festejar cualquier tipo de fiesta, ah y les aclare a todos muy bien que si me querían ubicar que le pidan el teléfono al cornudo de mi marido. By: Sandy