Mi perra Lassie
Un muchacho en plena calentura encuentra que su perra Lassie le viene de perlas para aliviarse. Recuerdo que cuando tenía unos 18 años me quedaba frecuentemente solo en las tardes pues mis padres se iban al trabajo, mi hermana estaba para el colegio y yo sólo tenía clases en las mañanas. Una vez descubrí unas fotos porno que tenía mi papá y desde entonces cada vez que me quedaba solo me hacía la paja después de extasiarme mirando cada una de las fotos al derecho y al revés y tratando de imaginarme lo que en ellas no se mostraba. Luego me las ingenié para hacer de voyeurista con las vecinas y en muchos casos lograba mi objetivo y así iba haciendo más amenas mis estancias solo en la casa.
Lassie se llamaba la perra de la casa, era pequeña y muy cariñosa y siempre jugaba con ella y le gustaba encaramarse en mi cama y dormir allí. Una tarde en que me eché a dormir la siesta en interiores me desperté al sentir que me andaban en la verga y que esta iba tomando tamaño. Cuál no sería mi asombro cuando vi que era Lassie quien pasaba una y otra vez por el bulto que se iba formando en mis interiores, la dejé hacer un rato mientras pensaba en el provecho que podía sacarle a aquella situación. Ya había oído hablar de gente que se tiraba a las yeguas, cabras y perras, pero nunca se me ocurrió que podía hacerlo con Lassie. Ya tenía la verga a mil y sin pensarlo más me levanté y cerré con seguro la puerta del cuarto y me quité el interior, la perra se había bajado de la cama junto conmigo y ahora estaba parada frente a mí mirándome y moviendo alegremente su cola, cuando mi verga como un mástil quedó al descubierto, Lassie se paró en dos patas apoyándose en mis muslos y comenzó a pasarme la lengua por la cabeza de la verga, aquella sensación me gustó y busqué la manera de sentirme más cómodo y a gusto de forma tal que volví a acostarme y la perra inmediatamente se subió en la cama para seguir olisqueando y lamiendo y yo descubrí mi glande echando para atrás la piel que lo cubre de manera que pudiera sentir mejor las sensaciones que me estaba produciendo mi cariñosa perra. Yo la dejaba hacer pero fui sintiendo la necesidad de hacer algo yo de manera que me senté y estiré mi brazo para tocar la concha de Lassie quien se dejó hacer por lo que deduje que estaba en celo, así la masajeé un poco y luego fui introduciendo uno de mis dedos, ella paró bien la cola y se sentó prácticamente sobre el dedo introduciéndoselo todo. Al cabo del rato saqué el dedo y lo olí, era un olor extraño pero no desagradable y me excitó más aún de lo que estaba. Entonces tomé a la perra liberándola de sus funciones con mi verga, la alcé, le di vuelta, acerqué su concha a mi cara y la olí profundamente. Aquel olor era nuevo para mí pero llenó todos mis sentidos y sentí que mi verga crecía más aún tuve deseos de pasarle la lengua pero no me atreví de momento pero sí tomé una determinación. Me levanté siempre seguido por Lassie, me puse un short, tomé la perra y me dirigí a la pileta del patio donde siempre la bañábamos. Ella le tenía pánico al baño y tuve que sujetarla duro, metí su parte trasera debajo de la llave y lavé cuidadosamente su culo y su concha, puse su cabeza entre mis piernas y la sequé con esmero mientras le masajeaba su concha y le dejaba hacer con mi bulto que había comenzado a crecer nuevamente. Una vez seca la alcé y nos encerramos nuevamente en el cuarto, me acosté haciendo un 69 con Lassie, así mientras ella lamía y relamía mi verga yo comencé primero oliendo su concha y luego con mucha cautela y algo de reserva, a pasar mi lengua por ella la cual poco a poco le fui introduciendo, ella cada vez me hacía más en la verga y cuando no pude más me vine soltando grandes chorros de leche que la perra trató de esquivar mientras seguía lamiendo y resoplando. Lassie lo lamió todo sin dejar una gota de leche sobre mi cuerpo y luego comenzó a lamer la que había caído encima del cobertor. Mi verga no se había bajado así que mientras ella lamía el cobertor, yo me le puse por detrás y comencé a pasársela por su concha, ella inmediatamente levantó la cola y vi que el color de su sexo había cambiado a un rojo más intenso por lo que deduje que estaba lista para el polvo y así fue. Poco a poco fui introduciéndole la verga, primero ella hizo por virarse pero yo la sujeté fuertemente, después se enderezó y solita se la clavó completa, como ella era muy bajita, yo estaba incomodo con la posición así que opté por acostarme y follarla así acostado sujetándola por las patas traseras, confieso que hasta entonces nunca había follado, lo único que había logrado era que alguna guarra me hiciera una paja, así que encontré aquello divino, gozaba viendo entrar y salir mi tolete de dentro de la concha de Lassie y me daba la impresión de que ella también gozaba, poco a poco fui sintiendo el característico cosquilleo en mi estómago hasta que no pude aguantar más y una segunda corrida bañó el interior de Lassie. Una vez saqué mi verga, Lassie comenzó a lamerla para limpiar todo resto de semen y luego se lamió su concha dejándola provisionalmente limpia y digo provisionalmente porque luego siguió saliendo semen de su interior y esto hizo sospechar algo a mi hermana a su regreso del colegio pues después de jugar un rato con ella me preguntó que si me había dado cuenta lo que le estaba saliendo a la perra por su concha que era muy raro y me interrogó acerca de si yo había estado haciendo algo con ella. Por supuesto yo lo negué todo pero inmediatamente elaboré un plan para hacer caer a mi hermana. Pero eso es tema para otra historia. Sí quiero decirles que las relaciones entre Lassie y yo continuaron por mucho tiempo y cada vez fueron mejores.
Juan
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