El Camionero

Un joven se ve apurado por una avería del coche. Un camionero se ofrece a llevarle de vuelta a la ciudad. El joven la paga el favor con una buena mamada y una paja. Hola soy Juan, y os voy a contar una historia que me ocurrió hace algún tiempo. Por si no habéis leído mis relatos anteriores, tengo novia desde hace unos meses, y solemos viajar bastante. En una ocasión la llevé hasta su pueblo. Ella se quedaría allí de vacaciones, y yo volvería a la ciudad. Todo fue bien, hasta que a la hora de arrancar, el coche no dio señales de vida. Era ya bastante tarde (las 11 de la noche), y no pude hacer nada. El coche se negó a funcionar, y me recomendaron que bajase a la gasolina para conocer el horario de los autobuses. Cuando llegué, vi para mi desesperación, que el autobús salía a la 7 de la mañana y llegaba a las diez, y yo necesitaba estar en el trabajo a las 7:30. Al quejarme por la rabia, un hombre me ofreció llevarme, me dijo que tenía dos plazas libres, y que llegaría a la ciudad antes de la cinco. Pensaría que iba con mi novia. Le dijo que viajaba solo, así que no me lo pensé y me fui con él. Le pregunte donde tenia el coche, y se rió y me dijo: - No se a que hora pensabas llegar hijo, pero solo puedo ir a 100. - Bueno me daba igual, si llegaba antes de las 7, así que nos fuimos a la parte de atrás, busqué el coche, pero entonces vi como el hombre sacaba las llaves y abrió un camión de 15 metros. Me quedé sorprendido, pero me despedí de mi novia, y me fui al camión. Arrancamos a las 12 de la noche. La cabina era amplia, ya que era un camión moderno. Le intenté dar conversación, pero pronto caí muerto de sueño. El conductor me dijo que me tumbara en la cama de atrás que estaría más cómodo, y así lo hice. Al tumbarme pude oler el típico aroma a macho, pues tenía una manta de las típicas que se ponen en el suelo para hacer de todo. Miré al techo y vi un montón de pósters de tías en pelotas, me imaginé a la cantidad de tías que se habría follado aquí, y todas las putas que se la habían chupado. Me calenté rápido, pero como no podía hacerme una paja me dormí. Al rato, unas dos horas según él, me levanté y me senté de nuevo a su lado. Comenzamos a hablar, y al final lleguemos al tema del sexo. Me contaba que le gustaba mucho que se la chupasen, que llegaba al séptimo cielo. Él me dijo si me la habían chupado antes. Yo le contesté que no. Se quedó callado unos segundos, y siguió... - Pues no veas lo que te pierdes..., yo si fuese tu haría lo que fuese para que me la chupasen cuanto antes. - Volvió a quedarse callado un momento y prosiguió: - Mira, podemos hacer una cosa. Como por aquí no hay putas, tu me la chupas primero, y después cuando sepas como hacerlo bien, te la chupo yo para que disfrutes. Yo dudé unos segundos, pero le conteste que sí, entonces él buscó un área de descanso para parar. Aparcó y se sentó en el asiento de copiloto, bajándose antes los pantalones y sacó su enorme verga. Yo comencé a tragar despacio. Cuando no se la había chupado tres veces, la tenía como el acero. Era una polla grande y venosa con el prepucio tapado, como a mí me gustan. Yo seguía lamiendo y veía la cara de placer del conductor. Yo también la tenía como el hierro. Aguantó más de 15 minutos, fue una de las mamadas más largas que he hecho hasta ahora. Cuando se iba a correr me apartó la cara, porque decía que solo las putas se tragaban la leche. Aun así me echó toda encima de la camiseta así que dio lo mismo. Al correrse yo seguí jugando con su polla, así que se le puso dura otra vez y seguí chupándosela hasta que 5 minutos después se volvió a correr, esta vez dentro de mi boca. Al final me dijo: - Te ha gustado eh, putita, pues solo te queda un pago antes de llegar a casa. Él no me la chupó a mí, arrancó el camión y siguió justo a las puertas de mi ciudad, se metió en un polígono y aparcó en un sitio apartado. Me cogió la mano y me la metió en su paquete. Me dijo que como último pago al viaje le debería hacer una paja. Yo accedí, y comencé a mover la mano de arriba abajo. Me costó un rato, pero al fin se le puso dura. Yo la meneaba como si fuese la mía. A veces rápidamente, y cuando parecía que se venía paraba y lo hacía despacio. El hombre no pudo aguantar mucho esta vez, y mientras que se la chupaba de nuevo para quedarme con el regalo, se corrió salvajemente, follando con mi boca, corriéndose sintiendo los espasmos dentro de mí. Se vistió, arrancó y me dejo al lado de su casa. Nunca mas he sabido de él, pero lo que sí recordare será el magnifico viaje que me dio.