El Tanga

Un joven que asiste regularmente a un gimnasio se siente atraído por uno de sus compañeros de ejercicios. Se pretende quitar la calentura yendo de putas pero termina siendo dervirgado por el culo por un enorme negro. Tengo 23 años, siempre he tenido muy claro que me gustan las chicas, desde los 15 o 16 he sido muy activo, tengo un cuerpo bien formado en el gimnasio y nunca he tenido problemas para ligar. Precisamente en el gimnasio donde asisto desde hace años es donde se me han generado las dudas sobre mis gustos. Siempre acudía por las mañanas ya que por las tardes estudio pero este año debido a las prácticas laborales que me exigen en la universidad he tenido que cambiar el horario y desde hace dos meses voy por las noches de 10 a 11, a esa hora hay poca gente y de mi edad menos, la mayoría son gente mayor. Los primeros días estaba un poco solo, pero enseguida un hombre de unos 40 años (43 como me enteré después) entabló relación conmigo, era el que estaba en el aparato de pesos al lado mío, durante unos días charlábamos hasta que él sobre las 10´30 se marchaba, se veía un hombre musculoso y como yo con el cuerpo formado en el gimnasio, en más de una ocasión habíamos hablado sobre alguna de las mujeres que estaban por allí, yo le seguía la corriente más que nada porque las veía muy maduras para mis gustos. Por las miradas de ellas, nosotros también éramos centro de las miradas de las 5 mujeres que asistían a aquella hora. Pensé que en aquel horario había más "rollo" que por las mañanas, incluso en alguna ocasión, desde las ventanas que daban a la calle, cuando él se iba veía que alguna de aquellas mujeres se montaba en su coche. Cierto día, llegados a las 10´30 vi que no se iba, me extrañó y le pregunté si se quedaba hasta más tarde, me dijo que aquel día había llegado más tarde y que se iría a las 11, los dos cuando llegó el momento nos dirigimos al vestuario, como siempre me desnudé y fui a las duchas, él entró detrás de mí y se situó a mi lado, sin darle importancia la miré y no pude menos que sentir cierta envidia, aparte de su cuerpo que ya había visto en otras ocasiones pude ver su polla, aún flácida era casi el doble que la mía, me di la vuelta dándole la espalda un poco avergonzado pues en aquel momento incomprensiblemente empecé a tener una erección, cerré el agua caliente para que la fría me hiciera bajar la calentura, cuando la volví a ver normal salí de la ducha. Él, que había salido antes, ya estaba vistiéndose. Me sorprendió que llevara tanga, creía que sólo lo usaban las chicas, lo miré durante unos segundos y él se dio cuenta, me dijo: -¿Qué miras? -Perdona, contesté azorado, no sabía que los tangas fueran también para hombres -Jajaja rió con ganas pues claro hombre, pero no son iguales, ves cómo estos en la parte de delante son más grandes -Para el paquete, claro dije con una sonrisa -Exacto, aunque a veces cuesta trabajo acomodarlo dentro de la tela -Sobre todo el tuyo dije sin pensar -¿Te parece muy grande? -No sé, no me he fijado mentí Mientras hablábamos yo ya me había puesto los pantalones más que nada para ocultar la erección que volvía a tener, mientras él seguía con la camisa abierta y el tanga, se acarició la polla sobre la tela para marcar el tamaño mientras seguía diciendo: -Si crece un poco saldrá por el lado, jajajaja -Me tengo que ir, se me hace tarde, dije completamente nervioso de ver aquel enorme cipote que luchaba por salir de la tela, con las caricias que se estaba dando crecía y pugnaba por sacar la cabeza por el lado del tanga. -Si quieres te llevo con el coche, me viene de paso pasar cerca de tu casa -No, gracias he quedado mentí otra vez, pero estaba muy tenso por las sensaciones que me estaba provocando -Como quieras, hasta mañana pues -Hasta mañana y salí rápido hasta la calle Caminé un rato y llegue hasta un parque cerca de mi casa, me senté en un banco para pensar en lo que me estaba pasando, ¿por qué aquel tío me ponía tan caliente? ¿Era posible que un tío como yo que me había follado a tantas tías me excitara con aquella gran polla? ¿me estaría volviendo ...? NO, por supuesto yo seguía siendo muy macho, para reafirmarme en ello, decidí salir aquella noche a tirarme alguna tía que encontrara en la discoteca. Llegué a casa y me cambié de ropa, dije a mis padres que iba a estudiar a casa de un amigo y sin más me dirigí a la discoteca donde solía ir, al llegar me llevé la primera sorpresa, era martes y estaba cerrada. "No importa, pensé, hoy tengo que follar como sea, me voy de putas" me dirigí con la moto a una zona de la ciudad donde las prostitutas están en la calle y los precios son más económicos que un club, di un par de pasadas buscando alguna que fuera de mi agrado. Me di cuenta que unos cien metros más lejos había más tías, me fui para allí pero al acercarme me percaté de que no eran tías, eran travestís, pasé por delante mirándolos, habían de todo tipo, desde algunos que parecían verdaderas chicas hasta otros muy bastos, estos últimos como mujeres no tenían ningún encanto pero en cambio llevaban al aire unas trancas descomunales, di la vuelta de bajada y paré la moto delante de tres que estaban juntos. Con la visera del casco bajada, por miedo a que pasara alguien que me conociera pues aquella zona es muy frecuentada, me los miré. Estaba como a 15 metros de ellos, los coches les pasaban por delante y alguno se paraba, preguntaba supongo que el precio y seguía, por fin uno de los clientes cogió a uno de los tres y se lo llevó. Quedaron dos, un negro que debía medir dos metros y otro blanco bastante más pequeño. El negro de vez en cuando me miraba, pero seguía centrado en intentar que alguno de los coches le cogiera, cuando se le paraba delante alguno movía la polla haciendo círculos como enseñando lo que tenía, como si no fuera evidente. Otro coche cogió al pequeño, quedó el negro solo, parecía enfadado por no poder coger cliente, al cabo de unos minutos parece que se cansó de esperar y pasando entre los coches cruzó la calle, venía directo hacía mí. Por un momento estuve a punto de marcharme pero los coches bajaban muy rápido y no podía incorporarme a la circulación, a la vez el travestí, que ya había cruzado me venía de frente impidiéndome que pudiera salir recto sin atropellarlo, cuando llegó a mi altura me dijo: -¿Qué, no te decides? ¿o es que no te parezco bien? Hace rato que miras y aquí no estamos para que nos miren, sino para que toquen, jajajaja -Lo siento, yo... dije nervioso -Tranquilo chaval, ¿Es la primera vez? -Sí... bueno... yo no sé si será hoy la primera vez... me refiero que no estoy seguro de que sea la primera vez de nada... -¿Te da miedo una polla como la mía? Decía mientras la agitaba -¡¡¡Yo soy muy tío!!! ¿Qué te has pensado? Me gusta follar con tías respondí agitado e incluso un poco agresivo -Ya, por eso estas parado aquí, bueno no importa como quieras, me voy para mi casa, te iba a decir que si me llevabas no te cobraría por estar conmigo mientras decía esto se giro y comenzó a andar No sé si fue el ofrecimiento de hacerlo gratis o qué, pero no sé cómo de mi garganta salió un... -¡Espera! -¿Qué quieres? -Perdona, he sido un imbécil, desde luego si estoy aquí es por algo, pero no sé qué hacer, de todas formas ten este casco que te llevo a casa me ofrecí -¿Querrás entrar cuando lleguemos? -Creo que no, pero no importa, te llevo igual -Gracias, chaval, a esta hora es complicado coger un taxi se puso el casco que le tendía y subió detrás mío. Le pregunte a dónde iba y me dio la dirección, me cogió por la cintura y arranqué. Al cabo de unos minutos noté que su polla, que la llevaba al aire rozaba mi trasero, primero me eché hacía delante, pero tal como me tenía cogido ni me moví, la notaba dura y con el movimiento de la moto parecía como si la estuviera acomodando para que quedara justo entre mis nalgas. Una mano subió hasta mi pecho y metiéndola por dentro de mi camiseta comenzó a acariciarme, protesté pero con los cascos puestos no me oyó, menos mal, empezaron a gustarme sus caricias, cogía mi pezón y lo pellizcaba suavemente, mi polla ya hacía rato que estaba tiesa pero aquello me excitaba muchísimo y ahora ya me dolía. Algo me decía, pero no le entendía, de repente su otra mano llegó hasta mi paquete, di un respingo al notarla acariciándome pero él siguió hasta que al poco noté cómo mojaba mi entrepierna, me había corrido sólo con las suaves caricias que me daba mientras cada vez notaba más presión en mi culo, sin pensar metí mi mano detrás y la toqué, era grandiosa, más que la del tío del gimnasio. Se la agarré, no la movía sólo la tenía cogida, quería notar plenamente aquella sensación de tener una polla que no fuera la mía en la mano. Tuve que soltarla para poder conducir, pero la volvía a coger cada vez que podía, él mientras seguía recorriendo todo mi cuerpo con sus manos y lograba que volviera a estar con mi polla a tope. Llegamos a su casa, paré la moto en la puerta y se bajó: -¿Qué, subes? Dijo quitándose el casco -No sé, no me atrevo contesté -Sube al menos a tomar una copa, si tú no quieres no haces nada, ¿vale? -Venga, una copa sí que te la acepto Subimos a su apartamento, sólo entrar me dijo que me sirviera lo que quisiera, que se iba a quitar el "disfraz", me serví una cerveza y me senté en el sillón. Cinco minutos después oí la ducha y al rato salió, no parecía al travestí que había llevado, había desaparecido la peluca y los pechos falsos, tenía delante de mí un negro de casi dos metros enrollado con una toalla y que parecía un macho machísimo, más que un travestí. -Hostia, vaya cambio dije -¿Te gusto más así? -Este... me refiero a que han desaparecido la peluca y las tetas -A los clientes les gusta, por eso me disfrazo de tía -Pues estás mejor de tío afirmé, ¿Vas al gimnasio? -Sí, ¿y tú? -También dije levantando la camiseta y enseñándole los abdominales -Ya lo he notado en la moto, además por lo que veo te ha gustado dijo mirando la mancha de semen de mi pantalón -Es que estaba muy caliente me justifiqué -¿Estabas? -Bueno, la verdad es que aún lo estoy -Si quieres podemos remediar eso -No me atrevo, nunca he estado con otro tío -Tranquilo, déjame hacer, cuando tú quieras paramos si no te gusta Yo me había puesto de pie mientras hablábamos, él se acercó y se puso de rodillas delante mío, me desbrochó los pantalones y me los bajó hasta las rodillas junto con el slip, mi polla estaba parada frente a su cara y yo le miraba desde arriba inmóvil, lo dejé hacer cuando comenzó a acariciarme con la mano y a pasar su lengua por el glande, corrió la piel hacia atrás y se la metió en la boca, no era la primera vez que me hacían una mamada pero lo que me hacía con la lengua no me habían hecho nunca, comencé a disfrutar como un enano, su lengua recorría el mástil y cuando se la metía dentro de la boca jugaba con ella en mi polla volviéndome loco de gusto. Me fue empujando hasta que volví a caer sentado en el sillón, seguía chupando y lamiendo mientras yo le guiaba con mis manos en su cabeza, fue bajando hasta los huevos, se los metía en la boca y los succionaba haciéndome sentir un placer que nunca antes había tenido, no tardaría en correrme otra vez, levantó mis piernas y las pasó sobre sus hombros, mientras me pajeaba con la mano su lengua buscaba la entrada de mi ano, no le costó encontrarlo y meterla dentro, la notaba cómo entraba y lamía las paredes interiores volviéndome loco, a los pocos lengüetazos me corrí salpicándole las manos y la cabeza, mientras yo jadeaba violentamente, ¡menudo orgasmo! Yo estaba completamente entregado, notaba mi culo palpitar cuando sacó de él su lengua y el dedo que había metido, se incorporó y se acercó a mí. -Te toca dijo acercando su pollón a mi cara -Sí respondí como un autómata, aún alucinado por el orgasmo que acababa de tener La cogí con la mano y comencé a chuparla, primero torpemente pero por sus gemidos creo que fui buen alumno, no me cabía ni la mitad dentro de la boca pero hice que mi lengua trabajara como había hecho él y surtió sus efectos, con mis manos en sus nalgas me follaba la boca cada vez más rápido hasta que entre espasmos escupió su leche dentro de mi boca, intenté no tragarla pero me fue imposible, los borbotones salían tan cerca de mi garganta que se colaba dentro casi sin querer, me gustó su sabor y aquella sensación cálida dentro de mi boca por lo que ya la tragué hasta la última gota pasando la lengua para recoger todo lo que había salido por la comisura de mi boca. Prácticamente su erección se mantenía como antes de correrse, me cogió de la mano y me levantó, nos besamos fundiendo nuestras lenguas, él parecía que buscaba restos de su semen dentro de la mía recorriendo todos los rincones y absorbiendo con fuerza. Yo ya había perdido completamente la voluntad y dejaba que hiciera lo que quisiera, creo que se dio cuenta de mi estado y llevándome a la cama me estiró boca abajo, de la mesilla sacó un bote de vaselina y comenzó a embadurnar mi ano con ella a la vez que metía sus dedos, hasta 3 llegó a tener dentro sin que yo me quejara, es más desde que antes había metido la lengua notaba un vacío detrás que me urgía llenar, con los dedos o con lo que fuera. -¿Te gusta? Dijo mientras metía y sacaba sus dedos de dentro -Siiii, por favor sigue pude decir entre jadeos -Pues prepárate, te voy a desvirgar ese culito virgen -Sí, no pares, fóllame si quieres, pero no pares de meter al decir esto algo extraño pasó en mi cabeza, no podía creer lo que decía, pero lo deseaba -Ponte a 4 patas dijo mientras me levantaba las caderas Lo hice, mire por debajo de mis piernas y vi aquella polla que parecía aún más grande, me asusté durante un segundo, pero sus dedos volvieron a entrar dentro mío y volví a perder la noción de lo que estaba pasando, sólo quería que la metiera de una vez. -¡¡¡Fóllame de una vez!!! La necesito dentro, por favor, fóllame ya -La señorita tiene prisa ahora, dijo en tono burlón -¡¡¡Sí, ahora la puta soy yo, métemela ya cabrón!!! le grité Me cogió con fuerza por la cintura y noté la cabeza de su pollón en la entrada, echó más vaselina a lo largo de su palo y empujó, creí morir cuando metió el glande, rompió mi culo de un golpe de cadera metiendo un buen trozo de polla y se quedó parado, esperando que me acostumbrara a tenerla dentro mientras yo gritaba y lloraba diciendo que me dolía. Aún sin moverse comenzó a pajearme y a acariciar mis nalgas, mi polla parecía que iba a explotar, me dolía de lo erecta que estaba, sus caricias sobre ella hicieron de bálsamo y comenzó a disminuir el dolor de mi culo, comencé a notar placer tanto en mi polla como en mi ano y me puse a jadear, él seguía sin moverse, esperando que yo me recuperara, incomprensiblemente fui yo el que comencé a moverme con el ritmo de sus caricias y moviendo el culo fui clavándome cada vez más en aquella estaca. Me iba echando hacía detrás cada vez más, ahora él también empujaba y fue entrando toda hasta que noté sus huevos chocar contra los míos, alargué la mano y pude tocar cómo estaba toda dentro, inició un movimiento de vaivén dentro mío que me estaba enloqueciendo de gusto, sus dos manos en mis caderas marcaban el ritmo. La sacaba cada vez más para meterla otra vez entera, yo con los ojos cerrados aullaba de placer y producía un movimiento circular en mi culo para notarla completamente, me corrí sin tocármela soltando leche que llegó hasta mi propia cara y que lamí mientras el negro ya entraba y salía de mi cada vez más rápido y fuerte. Mis brazos ya no me sostenían y quedé con la cara sobre la cama ofreciendo mi culo completamente sumiso a las embestidas de mi amante, que ya sin ningún cuidado me follaba violentamente hasta que soltó un grito y descargó su leche dentro mío, la noté caliente llenando mis intestinos y dándome unas sensaciones que nunca antes había sentido. La sacó lentamente, noté un vacío inmenso al notar que ya no estaba dentro, su leche resbalaba por mis muslos saliendo de mi roto culo, quedamos estirados uno junto al otro, cerré los ojos y me dormí oyendo cómo se levantaba y se iba a la ducha. Me desperté a las 10 de la mañana, había una nota donde me decía que me duchara y cerrara de golpe la puerta, me dejó un número de teléfono y que lo llamara cuando quisiera, que había disfrutado conmigo mucho y que no me cobraría tampoco en la próxima ocasión si cuando fuera llevaba puesto su regalo. Miré un paquetito que había y lo abrí, había un pequeño tanga. Cuando llegué a casa mis padres ya estaban trabajando, me volví a duchar y me masturbé recordando la noche anterior. Aún me dolía el culo pero estaba súper contento, deseaba que llegara la hora de ir al gimnasio, hoy iría con el tanga que me habían regalado, el hombre del gimnasio sería mi próximo objetivo y con aquel tanga seguro que picaría. CONTINUARÁ