Mi Deliciosa tía
Un joven relata la experiencia alucinante de acostarse con su tía, una mujer de bandera, que hace de él un hombre feliz. Hola, soy Alonso, tengo 19 años y estudio Derecho. Hace unos días me tiré a mi preciosa tía Anthonella de 29 años, que es la esposa de mi tío Pedro de 50, el hermano de mi madre.
Nunca me explicaba cómo una mujer tan bella se podía fijar en un tipo como mi tío Pedro, bajito, gordito y narizón pero con mucho billete, claro.
Es que mi tía me tenía loco desde que yo era un adolescente, me impresionó desde que la conocí, pues tiene un rostro muy bello, adornado con unos preciosos ojos verdes, una nariz perfecta y labios delgados. Su hermosa cabellera lacia y larga muy bien cuidada, color negro azabache brillante, hace una combinación perfecta con su piel muy blanca. Tiene esos rostros de muñeca que no se deterioran ni con el correr del tiempo.
Y es que mi tía es todo lo opuesto de mi tío, bastante alta, de 1.75 metros, con un precioso cuerpo esbelto, una cintura muy pequeña, unos hermosos senos de buen tamaño, parados y firmes, un trasero redondo muy quebrado y un precioso par de espectaculares piernas largas muy cuidadas. Es el cuerpo que toda adolescente desearía tener.
Es la esposa de mi tío desde hace 9 años, con el que tiene un hijo de 8. Muchas veces íbamos a la playa toda la familia junta y era el total despelote verla en sus diminutos bikinis, que dejaban muy poco a la imaginación. Mi tío era muy celoso y no era para menos, a toda reunión que iba no se le despegaba ni por un instante, pues mi tía era una mujer bastante risueña y cariñosa con todos y le gustaba vestir siempre en minifaldas muy cortas, dejando lucir sus increíbles piernas.
Desde más chico me venía haciendo unas pajas increíbles pensando en mi tía Anthonella, el día que más caliente me puso fue cuando la vi en un camisón semitransparente de dormir. Fue un fin de semana en que mis padres estarían fuera de la ciudad, mi tía nos invitó a mí y a mis dos hermanas mayores que yo, con las que se llevaba excelente, a pasar todo el fin de semana en su enorme casa.
Siempre tuve mucha afinidad con los niños, ese fin de semana me la pasaba jugando con mi pequeño primito, (el hijo de mi tía Anthonella) todo el día. Me excitaba una barbaridad cuando mi tía pasaba a mi lado y me sonreía.
Ese día había jugado todo el día con el pequeño niño, mi tía me preparó una cama al costado de la de él, quedamos dormidos al instante de tanto haber jugado, hasta que empezó a llamar a su madre a gritos por la madrugada, trataba de calmarlo pero insistía llamando a su madre y fue cuando vino mi tía, encendió la luz y pude apreciar su excelente figura, se le veía increíble debajo de ese camisón blanco semitransparente que dejaba apreciar apenas sus redondos y puntiagudos senos, me miró y sonrió, luego se sentó en el borde de la cama de su hijo y lo empezó a acariciar haciéndolo dormir, luego cruzó las piernas y empezamos a charlar toda la madrugada. Todo ese rato me la pasé erecto apreciando disimuladamente los encantos de mi tía, no intenté nada ese día, pues era apenas un adolescente tímido y virgen aún, en ese entonces todavía tenía moral.
Pasaron los años y no podía evitar seguir deseando a mi tía, siempre me pajeaba pensando en su culo, sus piernas y sus pechos. En enero de este año (2001), ingresé en la universidad, mis padres me compraron un auto último modelo de regalo y bueno esto seguramente me traería mejor suerte con las chicas, pues aunque ya no era virgen, nunca había tenido una novia en serio, pero paraba cachondo día y noche. Unas semanas después era el cumpleaños número cincuenta de mi tío Pedro y habría una fiesta en su casa, ese mismo día era el cumpleaños de uno de mis mejores amigos del barrio, al cual asistí, al retirarme estaba algo embalado en copas, al llegar a mi casa me animé a ir al cumpleaños de mi tío pues no era tan tarde aún, cogí mi auto nuevo y me fui.
Al llegar había bastante gente en la casa de mis tíos, lo primero que hice fue buscar a mi tío y saludarlo por su cumpleaños, al poco rato vi a mi tía, estaba encantadoramente atractiva con un vestido negro, largo, bastante escotado y entallado al cuerpo, dejando apreciar bastante su excelente figura. Me entretuve conversando con la familia y varios de mis primos, luego de un rato se me acercaron mi tío Pedro y mi tía Anthonella, diciéndome lo felices que se sentían por que haya ingresado en la universidad, entonces mi tía siguió diciendo que se moría de ganas de ver mi auto nuevo, entonces salimos los tres a verlo, mi tío decía que era una belleza de auto, me pidió las llaves y se subió observándolo por dentro, mi tía me abrazó apoyando su mano en mi hombro, al instante la cogí de la cintura, aprovechando lo entretenido que estaba mi tío con el auto, me puse erecto en un instante.
Luego entramos y no podía despegar mi vista de mi tía, me atraía demasiado la perfecta forma de su cuerpo, bailé varias piezas con ella, cogiendo de su pequeña cintura. Luego de unas horas mis padres se retiraron diciéndome que no me madrugara mucho, luego de unas horas más la casa iba quedando vacía, al final quedamos sentados en la sala, sólo mi tío Pedro, tía Anthonella y yo, era ya bastante tarde, como las 3 de la madrugada, mi tío estaba bastante pasado de copas, charlábamos mientras escuchábamos boleros románticos, le pedí a mi tía que me enseñara a bailar, cosa que mi tío apoyó al instante, pues no veía nada de malo en que su sobrino carnal baile con su esposa, entonces bailaba con mi tía, cogiendo de su mano y de la otra su cintura, bailamos bastante pegados que no podía contener mi erección, estaba excitadísimo y con unas ganas enormes de cogerme a mi tía en ese mismo instante, de tanto observarnos, mi tío se quedó dormido a los pocos segundos que empezamos a bailar, cada vez nos pegábamos más, apreté más fuerte de su cintura y empezaba a sentir su respiración en mi cara, aunque mi tía era unos centímetros más alta que yo y se hacía más notorio aún por los tacos que tenía puestos.
Pegué mi miembro totalmente duro y crecido en su coño, presionándolo, cosa que sintió y no puso ninguna resistencia, entonces mi tía pegó aún más su rostro hacia el mío y tocó mis labios con los suyos, me dio tres toques de labios y en el cuarto los juntó sin despegármelos, nos besamos así, delicadamente, luego soltó mi mano y juntó las suyas detrás de mi cuello, cogí su cintura con mis ambas manos hasta que se encontraron detrás de ella por lo pequeña de su cintura, y nos seguimos besando, me estaba encendiendo de calentura, entonces mi tía empezó a abrir su boca levemente y nuestras lenguas se juntaron, el beso cada vez se hacía más intenso y la verdad era que no lo podía creer, estaba dándome un increíble beso con mi hermosa tía, con la que había soñado por años, en eso despertó mi tío, cosa que sentimos al instante y nos despegamos, pero como la luz estaba apagada no se dio cuenta de nada. "Vamos a dormir", dijo mi tío, "claro amor", respondió mi tía, entonces no me quedó otra cosa que contener mi calentura e irme, me acompañaron hacia la puerta y esperaron a que me fuera, mi tía actuaba como si nada hubiera pasado.
Todos esos días me la pasaba pensando en mi tía Anthonella y no podía evitar hacerme unas pajas pensando en ella, no podía concentrarme en las clases, la tenía en mi cabeza en todo momento.
Ese mismo mes era mi cumpleaños, que caía un día martes, ese día no fui a clases, recibí llamadas de todos mis amigos y familiares, como a eso de las 11 de la mañana llamó mi tía Anthonella.
Feliz cumpleaños Alonso, me dijo Muchas gracias tía, qué agradable escucharte, le dije ¿Estás preparando tu fiesta?, me dijo sonriendo Nada de eso tía, sólo saldré a comer en la noche con los viejos y mis hermanas Entonces te iré a saludar en este momento, tengo un regalito que tu tío y yo te compramos, me dijo, al instante se me pasaron por la cabeza una infinidad de ideas, pues la casa estaba sola hasta las 4 de la tarde Como quieras tía, aquí estaré y no me moveré para nada De acuerdo en media hora estoy en tu casa, chau Chau, le dije
Al instante me cambié y me eché perfume, estaba ansioso de que mi tía llegue en estos momentos, los minutos se me hacían eternos, empecé a caminar por toda la casa, pensando en lo que le iba a decir, preparé una botella de champagne del bar de mi padre.
Me paré en la ventana por varios minutos esperando que llegue, hasta que al fin vi aparecer su Mercedes Benz plomo de lunas polarizadas, se estacionó, abrió la puerta pero aún no bajaba, parecía que tomaba algo del asiento trasero, al instante giró hacia fuera y aparecieron su precioso par de hermosas piernas, que se dejaban ver debajo de una pequeña minifalda negra, bajó del auto con un paquete envuelto en papel de regalo y su cartera en el hombro, podía ver lo encantadora que estaba, mientras cerraba su auto puso el paquete en el techo del auto y pude ver su increíble cuerpo esbelto, se me paró la verga de solo verla con esa pequeña minifalda negra y una blusa roja manga cero, bastante escotada y pegada al cuerpo, haciendo resaltar sus hermosos senos redondos, tocó el timbre y al instante bajé, abrí la puerta y sonrió tan sensual como siempre supo hacerlo, nos saludamos con un cariñoso beso en la mejilla y un caluroso abrazo, entramos y nos sentamos en el sofá bastante juntos, abrí el regalo y era una fina camisa que seguramente había costado una barbaridad, se lo agradecí con otro cariñoso beso en la mejilla, charlamos un rato y no podía evitar la erección de verla sentada tan cerca de mí con sus hermosas piernas cruzadas. Luego fui a servir las copas de champagne, mientras las servía me sentía totalmente caliente, pensé que era ahora o nunca, estaba seguro que mi tía también quería algo más. Entonces me dirigí nuevamente a la sala, más decidido a insinuármele, le di una copa y al sentarme puse mi mano sobre su muslo, no me dijo nada, así que chocamos las copas y bebimos, estaba explotando en calentura de sentir su suave piel en mi mano, al instante empezamos a charlar
Gracias tía, me siento bastante halagado de que hayas venido a saludarme No tienes nada que agradecerme Alonso Te quiero mucho tía, le dije acercándome Yo también Alonso, dijo acercándose también
Nuevamente nuestros labios se juntaron, abrimos nuestras bocas y nuestras lenguas empezaron a saborearse, el beso era cada vez más apasionado, empecé a acariciar sobre su muslo hacia arriba, era increíble estar sobando esa suave piel con la que había soñado por varios años, soltamos nuestros labios y empecé a besarle el cuello apuradamente, mientras mi mano empezaba a acariciar la parte interior de su muslo, tratando de ingresar más arriba. Mi tía empezó a suspirar algo acelerado excitándose, "espera, mejor vamos a tu habitación", me dijo, no lo pensé ni medio segundo, la tomé de la mano y subimos a mi dormitorio enseguida.
No perdimos ni medio segundo y al instante nos tumbamos en la cama cayendo yo encima de ella, allí tumbados en mi cama empecé a explorar con mis manos por todo su cuerpo mientras nos besábamos, acariciaba su pierna desde abajo hacia arriba, besé por su cuello, mientras ella me acariciaba los cabellos, toqué esos encantadores senos que sentí duros y redondos, en eso mi tía puso una pausa, se separó diciendo, "espera", me separé y empezó a desvestirse, hice lo mismo sin dejar de observar cómo se desvestía, primero se quitó la blusa roja, quedando con un pequeño sostén blanco, el cual sacó después, quedándome con la boca abierta ante tan preciosos senos, es que eran perfectos, de buen tamaño, redondos y parados, con un perfecto pezón erecto rosado en el centro, estaban quietos, firmes en su lugar sin moverse para nada, a pesar de los movimientos que hacía mi tía, botó sus zapatos al suelo y fue bajando su minifalda, en ese momento yo ya me encontraba totalmente desnudo, sentado en la cama, en eso mi tía se puso de pié así como estaba, tan sólo con su pequeña tanga color blanco puesta, que con las justas tapaba su intimidad, quedó parada frente a mí, que no podía creer tener tanta belleza al frente, parecía una de esas adolescentes que salen en catálogos de ropa interior, "¿te gusta mi cuerpo Alonso?", me dijo segura de mi respuesta, "me encanta tía", le respondí, al instante se acomodó el cabello, me besó y se fue acomodando encima mío, nos besamos apasionadamente entrelazando nuestras lenguas, mientras acariciaba su espalda, luego sus nalgas, ahí estuve apretando esas nalgas, sintiendo como chocaban ese par de senos con mi pecho, luego volteamos nuestros cuerpos, ahora yo me encontraba encima, por fin acaricié esos pechos increíblemente duros y formados, mejor estuvo aún cuando bajé y los probé y saboreé con mi boca, qué deliciosos eran, parecían un par de melones dulces, me encantaban, nunca había apreciado unos senos tan bien formados, allí estuve engolosinándome con ellos por un buen rato mientras mi tía empezaba a excitarse por las caricias que le daba a su par de obras maestras con mi lengua, luego fui dando besos por todo su cuerpo, bajando despacio, besé su abdomen, perfectamente formado y sin ningún gramo de grasa, besé esa deliciosa concha por encima de la tela de su fina tanga aún, pero que sentí húmeda cuando pasé mi lengua por ahí, luego fui besando sus piernas, por todo lo largo de ellas hasta llegar a sus pies, mientras mi tía cada vez se excitaba más, pues lo notaba cuando por ratos la miraba de reojo mientras me deleitaba saboreando su piel, coloqué una de sus piernas en mi hombro, y me sentí en la gloria de tener esa perfecta pierna con la que me pajeaba desde hace años, la besé desde la punta del pie hasta el límite de la tanga con su piel, nuevamente fui lamiendo hasta llegar nuevamente hasta la punta de su pie, el cual besé delicadamente por la planta, cosa que hizo que mi tía empiece a soltar pequeños gemidos de placer mientras le daba caricias con la lengua, besé y chupé cada uno de sus dedos del pié, era un pie delgado, precioso, que me excitaba una barbaridad, mi tía se agarraba con fuerza de la sábana dando rienda suelta a su excitación, luego hice la misma operación con la otra pierna, luego de besar y lamer ambas hermosas piernas, me encontraba totalmente caliente a punto de explotar por la excitación, saqué su pequeña tanga y la fui bajando lentamente hasta que quedó a mi disposición esa preciosa concha, rosada y con poco vello, depilada por los costados, estaba totalmente jugosa y lista para ser comida por alguien que la soñó tener toda su vida, puse sus ambas piernas en mis hombros y metí mi cabeza entre ellas, olía delicioso, ese aroma de mujer húmeda me excitó aún más de lo que ya estaba, empecé con movimientos verticales en mi lengua y ya sentía ese delicioso sabor a concha en mi boca, luego hacía círculos con ella, lo que provocó a mi tía soltar gemidos más intensos, agarró mi cabeza con sus manos, presionándola hacia su concha, ya casi toda mi lengua estaba dentro de esa deliciosa vagina, sentí al instante un gran flujo de jugo vaginal empezando a chorrear por toda la vagina de mi deliciosa tía, al mismo tiempo que empezó a retorcer su cuerpo y a gritar de placer, al ver cómo se corría mi tía, estuve a punto de correrme también, entonces me detuve y me hice a un lado tratando de controlarme algo, nos besamos salvajemente por un momento, ya no aguantaba más sentía que era hora de hacer mía a mi tía, me coloqué encima de ella, abrió las piernas esperando ser penetrada y sintiendo mi enorme trozo, lo cogió con su mano y me miró sonriendo "guau Alonso", me dijo mirándome a los ojos, lo soltó y puso sus manos por mis brazos, estaba lista para ser cogida, agarré mi trozo con mi mano y lo coloqué en la entrada de su vagina, empujé despacio, "AAAHHHH", gritó mi tía, estaba tan mojada que luego de tres empujadas no muy fuertes mi pene estaba ya casi todo dentro de esa encantadora vagina, fue entonces que me volví un animal, empecé a empujarme a mi tía a un ritmo más rápido, mi tía no paraba de gemir fuerte y de hablar ¡¡¡AAHHH ALONSO SIGUE NO TE DETENGAS SIGUE SIGUE AAAHHH AAAHHHH AAAAHHHH!!!, gritaba como una loca, jamás me imaginé estar cogiendo con mi tía, en mi cama, pensaba de ella una mujer recatada y dulce, pero ahí me encontraba en ese momento, follándomela hasta más no poder y lo estábamos disfrutando una barbaridad, y seguí empujándomela cada vez más rápido, mientras ella no paraba de gritar ¡¡¡GUAAUU ALONSO SIGUE SIGUE ME ENCANTA ERES INCREIBLE SIGUE ASÍ ASÍ AHHH AHHHHH AHHH!!!, en eso sentí venirme y como mi tía solo gemía y no mostraba ganas de que me detenga le obedecí hasta sentir llenarla de mis espermas que tanto había querido depositar en ella, así lo hice mientras soltaba un fuerte grito de triunfo y de placer a la vez, me acababa de comerme un delicioso lomo, un manjar diría yo, quedé muerto en los pechos de mi tía, al despertar no podía creer estar en la cama con mi deliciosa tía Anthonella, era un sueño hecho realidad, empezamos a besarnos y a acariciarnos mutuamente, "estuviste increíble", me decía, mientras me acariciaba el pene, que empezaba a ponerse duro de nuevo, "tengo sed", me decía, luego de haber estado un buen rato acariciándonos en la cama se paró y se fue totalmente desnuda hacia la sala, regresó con la botella de champagne y las dos copas, sirvió y me dio una de ellas, "salud por tu cumpleaños", me dijo, bebimos y al segundo nos volvimos a besar, al fin me estaba chupando esos deliciosos labios, luego de unos momentos de besos con lengua, mi tía me quitó el vaso de la mano y lo puso a un costado, me siguió besando, colocándose encima mío, mi pinga recobraba nuevamente su máximo tamaño, mientras mi tía me presionaba con su concha, al instante de sentir lo dura que se encontraba nuevamente se sentó encima mío y se introdujo mi pene, empezó a cabalgarme dando al comienzo brincos en forma lenta, sentía en ese momento explotar en calor, empezó a gemir mi tía y a excitarse, aceleró los movimientos, mientras yo yacía tumbado en la cama muriéndome de placer, cogí sus senos totalmente duros, luego sus nalgas con mucha fuerza, cada vez mi tía brincaba más alocadamente y más rápido, no aguanté ni un segundo más y empecé a correrme, mientras mi tía seguía saltando sobre mí y gritando como una loca, fue una corrida espectacular, al instante que me terminé de vaciar por segunda vez, cayó mi tía encima mío, quedamos muertos de placer en mi cama, al despertar vi el reloj y eran las tres de la tarde, le dije a mi tía que pronto llegarían mis hermanas de la Universidad, entonces se levantó y empezó a vestirse lenta y perezosamente, nunca tuve un cumpleaños tan bueno, acompañé a tía Anthonella hasta la puerta y nos despedimos con un gran beso.
Me sentía un hombre ganador luego de haberme comido a esa excelente mujer. Luego de esa vez hablaba casi todos los días con mi tía por teléfono, quedamos en encontrarnos en pocos días. Una semana después, un día en que tenía que ir a la Universidad, pasé por ella y nos fuimos la casa de playa de mis padres donde hicimos el amor durante horas, nunca pensé que mi tía con esa cara tan angelical y risueña fuese una tremenda diabla caliente en la cama, ese día se la metí por el culo y me dio unas mamadas de verga increíbles, que ni siquiera una puta me había dado, llegando incluso a tragarse mi semen, al terminar de cogernos nos duchamos juntos. Ese día me confesó que mi tío Pedro había sido hasta el día de mi cumpleaños el único hombre de su vida, lo conoció cuando ella tenía 17 años, a esa edad la sacó de virgen el pendejo de mi tío, aún cuando este era casado con su primera esposa y de tanto follar con él salió embarazada, obligándolo los padres de ella a casarse.
Sentía unos deseos locos por probar otra carne y no podía quedarse con la frustración, me decía. Dos veces más hicimos el amor en la casa de playa, para dentro de un mes mi tío saldrá del país y ya tenemos planeadas muchas noches de sexo en su propia cama.
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